En un contexto surrealista y contemplativo, el ambiente se transforma en un lugar con un fuerte carácter escénico donde, como en el teatro, no existe estaticidad, sino una dimensión que, bajo la luz de la luna, cambia su aspecto y donde la luz se adapta a los cambios. Controlando la intensidad, distribución, orientación, color y movimiento, la luz recrea una faceta de la vida y del mundo real, se adapta a la acción escénica respetando el esplendor de la luz natural y exalta la magia de la noche. Las ventanas de bloques de vidrio se convierten en el fondo del mar, la luz las roza verticalmente proporcionando profundidad a la escena y todas ellas arropan la luna que parece flotar en la bóveda celeste. En el plano escénico, los vestidos cambian constantemente de posición, la luz los sigue desde arriba creando sombras y revelando los colores de las telas a través de sus poderosos medios expresivos. El espacio de exposición se convierte en una experiencia y un túnel de luz, de marcada perspectiva central, lo conecta sin interrupciones con el laboratorio MONOBI donde se «sueñan» los vestidos.
Véase: Chiaroscuro Lighting